Sol Invictvs
En la noche mágica del Solsticio, tiempo sagrado de comienzo
del verano, se abre al Universo la llamada "Puerta de los Hombres" al
igual que en el tiempo del Solsticio de Invierno, se abre a la Tierra, la
llamada "Puerta de los Dioses". Ambas noches, las del comienzo del
verano e invierno, están sacralizadas desde tiempos inmemoriales puesto que en
ellas se celebra el Nacimiento y la Muerte de nuestro Astro Rey, el Sol.
Año
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Equinox
Mar |
Solsticio
Jun |
Equinox
Sept |
Solsticio
Dic |
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día
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hora
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día
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hora
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día
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hora
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día
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hora
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2014
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20
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16:57
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21
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10:51
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23
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02:29
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21
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23:03
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2015
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20
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22:45
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21
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16:38
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23
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08:20
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22
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04:48
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2016
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20
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04:30
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20
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22:34
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22
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14:21
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21
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10:44
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2017
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20
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10:28
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21
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04:24
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22
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20:02
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21
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16:28
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2018
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20
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16:15
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21
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10:07
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23
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01:54
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21
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22:23
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El 24 de Diciembre Los Dioses se convierten en Hombres; la
luz del Impulso Solar baja a reencarnar en un hombre hecho Dios. La Aspiración
del hombre le lleva a encarnar al Dios que hay en su Corazón y a convertir la
energía humana en Divina a través de su comunión con los elementos terrestres y
su capacidad de hacerse uno con Todo.
El 23 de Junio los Hombres, pueden convertirse en Dioses. Para
que un Ser Humano pueda convertirse en un ser Divino o Sagrado, ha de llenar
todas sus partes y cuerpos con luz y conciencia. Ello comienza cuando se da
cuenta, no de lo que le falta, sino de lo que le sobra para llegar a
divinizarse.
Rencores, resentimientos, miedos, culpabilidades, complejos,
dolores, etc. han de ser conscienciados y liberados, en un acto mágico de
voluntad y poder, arrojándolos a la Hoguera, hecha de un Fuego Purificador y
Liberador, asustando con fuegos de Artificio a cualquier forma elemental creada
por las emociones liberadas. El ruido alejará y disolverá las sombras. Después
de esta purificación, liberación y activación energética, se prenden bengalas,
lámparas o velas para iluminar los vacíos dejados por las emociones
oscuras y se endulza el alma y la
consciencia con alguna comida que consuele de la acritud liberada. Los hombres
y las mujeres danzan luego en la medianoche como tributo y ofrenda de su
alegría y purificación hasta que el Sol comienza a nacer de nuevo, esta vez
para iluminar a los Dioses y Diosas que están prontos a Ser.
El contacto con el agua sacralizada por los primeros rayos
Divinos, pondrá los cuerpos sutiles en contacto con la energía primera que
limpiará cualquier resto de emoción oscura liberado a través de la danza. Los
lugares idóneos son las fuentes, las cascadas, los santuarios del Agua que
discurre. En estos lugares de poder habitan las Ondinas, elementales de agua.
Muchas leyendas y textos iniciáticos hablan de que precisamente esa noche, las
Ondinas pueden enamorarse de cualquier humano que se acerque con actitud noble
y respetuosa. Es el momento para pedirles deseos concretos.
Después, a la sombra del árbol elegido, apoyados sobre su
tronco y sentados en la Tierra se medita hasta la salida del sol, en todo
aquello que pudiera impulsarnos a ser quienes somos: Seres de Luz y Conciencia.
Las plantas medicinales y aromáticas se nos ofrecen para ser recolectadas en su
cenit de propiedades físicas y alquímicas. Es el momento de trabajar la parte
mágica y sagrada que todos contenemos, de agradecer, de confraternizar con
todos los seres vivos y entidades espirituales evolutivas. La energía telúrica
y cósmica de este momento es grande y es nuestra aliada.
La porción de fuego Sagrado, que se pueda encender en nuestro
cuerpo, ha de ser también ofrendada en un acto de amor y conciencia, o bien a
nuestro compañero-a, o bien a través de la energía de la Danza, al Universo
mismo.
El ritual de la Noche de San Juan, nos pone en contacto con
la energía de los cuatro elementos más el quinto, es decir el Éter.
El Fuego, en hogueras purificadoras, en petardos, en
bengalas, en velas y luces. En nuestro interior la energía de Vida.
El Agua, en el rocío de la madrugada, el contacto con el agua
viva y las ondinas, y con nuestro sudor, fluidos, lágrimas y emociones.
El Aire, en las danzas, los pensamientos de propósito y
conciencia, y nuestra respiración consciente.
La Tierra, en el contacto con el ritmo de la danza, con la
comida; dulces y pasteles, con los
árboles, las plantas recolectadas y con
los cuerpos de los hombres y mujeres que también comparten con nosotros su intento
de convertirse en Dioses.
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